viernes, 11 de junio de 2010

La feminización de la ciencia-ficción

No hay duda del auge de la ciencia-ficción. Desde Star Wars a E. T., recientemente la ciencia-ficción ha
sido lo mejor en la pantalla.
Sin embargo, ese es el detalle. Están en la pantalla, y lo que los ha hecho éxitos sensacionales son los avances tecnológicos que han hecho posibles los asombrosos efectos especiales en dicha pantalla. Sin embargo, ¿qué efecto ha tenido este éxito en el campo de más edad que es la ciencia-ficción impresa? No ha hecho —desafortunadamente— millonarios instantáneos de quienes escriben ciencia-ficción para revistas y libros, porque las docenas de millones que se amontonan en los cines para ver esos efectos especiales no corren con la misma fruición a leer unas cuantas palabras.
¡Pero hay quienes sí lo hacen!
Un pequeño porcentaje lo hace, y es el que ha hecho la gran diferencia. Permítanme explicarlo.
Las revistas de ciencia-ficción comenzaron en 1926, y durante la tercera parte de un siglo —toda una generación— fue un campo predominantemente masculino. Casi todos los lectores eran jóvenes varones y,
gran parte de ellos, eran jóvenes varones más bien introvertidos que, o no se sentían bien en compañía de jóvenes del sexo opuesto, o de plano les tenían miedo.
Con esto no digo que las mujeres jóvenes no leyeran ciencia-ficción. Algunas lo hacían. Sin embargo, eran tan pocas que casi no se podían distinguir, hasta el punto de que no existían. El resultado fue que las historias que se escribían demostraban un punto de vista puramente masculino. Si acaso se llegaba a incluir a personajes femeninos se trataba de estereotipos: unas nulidades absolutas —perfectos ceros a la izquierda de innegable atracción física— cuyo papel era interponerse en el camino del héroe y necesitar que este la rescatara en los momentos más inoportunos (Dale Arden, en la tira cómica de Flash Gordon es exactamente lo que quiero decir). Y el lector promedio toleraba con impaciencia hasta estos casos.
Hubo unas cuantas mujeres que escribieron ciencia-ficción, pero usaban sus iniciales, pseudónimos o nombres propios de género ambiguo para ocultar el hecho. Además, cuidadosamente escribieron el tipo de historias que escribían los hombres. Hubo todavía menos mujeres directoras de revistas que, cuidadosamente, publicaron el mismo tipo de historias que sus compañeros hombres.
No traicionaron la causa del feminismo. Tan sólo se trató de que no había posibilidad de ninguna otra cosa porque el 90 por ciento, o más, de lectores eran jóvenes varones.
Hasta alrededor de los años 1950 y 1960, cuando comenzaba la revolución sexual, la ciencia-ficción se quedó atrás. ¡Fue entonces cuando se presentó algo nuevo!
A mediados del decenio 1960-1970 apareció en la televisión "Star Trek". Se trataba de ciencia-ficción razonablemente buena, varios y agigantados pasos adelante de la serie de Flash Gordon. Sin duda, no era la
primera ciencia-ficción de buena calidad que aparecía en la pantalla. Tan sólo necesito mencionar The shape of things to come y 2001: A space odyssey para comprobar la afirmación.
Sin embargo, "Star Trek" apareció una vez por semana. Logró un público constante y, según resultó, fanático. Cuando los magnates televisivos trataron de terminarla después de su primer año, la protesta gigantesca que siguió fue un fenómeno de la época. Por una vez (y quizá única) la oficina principal tuvo miedo del peso y fuerza de la ira popular que quería continuar con un programa que se suponía que no era provechoso.
"Star Trek" continuó durante tres temporadas, ha sobrevivido durante más de veinte años con constantes repeticiones, y recientemente dio lugar a cinco películas importantes así como a una nueva serie televisiva. Más importante que este solo hecho es que, por primera vez, una pieza de ciencia-ficción no tan sólo ganó un seguimiento masivo, sino que ganó una pieza en la que las mujeres constituyeron un porcentaje importante. ¡Por vez primera!


¿Por qué? Mi propio sentimiento es que quienes hicieron "Star Trek", en particular Gene Roddenberry, realizaron su mejor esfuerzo para darle un interés humano a las historias, y para dar a los personajes características diferentes y en desarrollo semana a semana. ¡Y también tenía a Spock!
Spock era miembro de los vulcanos, superracionales y carentes de toda emoción (aunque era mitad humano), y mantenía la calma bajo cualquier condición. Por algún motivo (yo no soy mujer y no opino respecto a la naturaleza de estas razones) atraía a las mujeres. Aún más, Spock tiene las orejas terminadas en punta y, también por alguna razón, les gustaba a las mujeres.
De cualquier modo, cuando llegó la época en que se mantuvieron las condiciones de "Star Trek" y miles y más miles de "viajeros" se sumaron para asistir, frente a mis asombrados ojos parecía que la mitad —o más— eran mujeres jóvenes.
Esta juventud femenina estaba lista para el siguiente fenómeno de ciencia-ficción: Star Wars. Ya no era un público predominantemente masculino el que llenaba los cines. En los primeros lugares de la fila estaban las mujeres, que eran más pertinaces para ir por segunda vez que lo varones.
De todas las decenas de millones de televidentes que se sentaron frente a la pantalla doméstica y acudieron a los cines, nada más decenas de miles recurrieron a los medios impresos, pero quizá la mitad de estas últimas eran mujeres.
El resultado fue que, de 1965 en adelante, hemos visto la feminización gradual del público de la ciencia ficción impresa. Por lo menos el 25 por ciento de los lectores de las novelas y revistas de ciencia-ficción son, ahora, mujeres.
Sospecho que ahora la marca se acerca al 40 por ciento.
Este caso ha provocado que se introduzcan numerosos cambios. Por una parte le ha dado un alcance más amplio a la escritura. Para satisfacer la demanda de los lectores, las historias tienen que considerar a las mujeres como personas.
Además, las escritoras adquieren cada vez más fama, de tal forma que Úrsula K. LeGuin, Joanna Russ, Joan Vinge, Connie Willis, Octavia Butler, y otras, ahora están en lo más alto de la jerarquía. Cada vez hay más mujeres dirigiendo revistas y libros de ciencia ficción, y Judy Lynn del Rey, Shawna McCarthy y Betsy Mithcell adquirieron autoridad en este ambiente.
Esta femenización de la ciencia-ficción está produciendo sus recompensas. La ciencia-ficción en los medios impresos quizá no produzca los millonarios de los medios visuales, pero se está progresando. Ahora aparecen novelas de ciencia-ficción en las listas de los libros más vendidos. Frank Herbert, Robert Heinlein, Anne McCaffrey, Arthur C. Clarke, y otros, han aparecido ahí.
También ha mejorado la calidad de la escritura. Es como yo siempre he dicho: Liberen a las mujeres y también los hombres se liberarán.



Isaac Asimov

2 comentarios:

  1. Nada que ver con el post, pero soy fanático de Arthur C. Clarke, si tenés algún libro de él que no sea los que se consiguen facilmente en las librerías, me recomendás o prestas?

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  2. No he leido mucho a Clarke, pero tengo muchos libros de Ciencia Ficción, varios miles que me bajé, me fijo y te los paso.

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